Una gran mujer ("troç de dóna") y buena amiga me ha enviado este relatorio de cómo tocar aquellos órganos que no suenan a los facultativos.
En el siguiente texto describo, paso a paso, la mejor manera de amargarle el día a su médico y/o pediatra de cabecera. Fácil y cómodo.
1. Cuando llegue a la consulta abra la puerta, sin llamar, y pregunte si está apuntado en la lista.
2. En caso de que el médico tenga la suerte de tener la lista a mano y la paciencia de buscarlo, pregunte por qué aún no le han llamado, aunque llegue con media hora de adelanto.
3. Si lo que encuentra es una mujer, pregunte dónde está el médico.
4. También puede decirle a la mujer que si es ahí donde dan las citas.
5. Cada vez que la puerta se abra para que un paciente entre o salga, asome la cabeza con cara de "¿aún no me toca?"
6. En la sala de espera critique a la seguridad social y a los médicos en voz alta y clara para que se le oiga desde dentro.
7. Es un puntazo decir que el sueldo de todos los que estamos allí los paga usted directamente. Sobre todo no mencione que el médico paga también impuestos y a la seguridad social.
8. Es también muy efectivo decir que el médico anterior, ya jubilado, era mucho mejor que el actual. Y, además, le hacía todas las recetas que quería.
9. Si va a la consulta del pediatra, lleve a la abuela del niño. Si su intención no es amargarle, sino que directamente le odia, lleve a las dos abuelas.
10. Cuando entre en la consulta y le pregunten qué le pasa, diga eso de ? no sé, usted es el médico?.
11. Nunca vaya directo al grano: empiece desde que notó un primer síntoma, quince años antes, aunque no tenga nada que ver con su enfermedad actual.
12. Si le preguntan si toma medicación, diga que unas pastillitas blancas, redondas.
13. Deje encima de la mesa un fajo tremendo de folios con lo que haya encontrado en Internet sobre sus síntomas.
14. Cuando vaya a revisión, diga que el tratamiento no le ha hecho absolutamente nada, aunque se le hayan ido la fiebre, la tos, la halitosis, y haya encontrado novia.
15. El fonen del pediatra, no está ahí para auscultar, sino para que el niño le arranque las orejas, con el consiguiente regocijo. Suyo, y de las dos abuelas.
16. Cuando su hijo desconecte el cable del ordenador, remárquele al pediatra lo avispado que está para su edad.
17. Insista en que el niño no come, aunque rebose por los dos lados de la camilla y lleve en el carro cuatro paquetes de gusanitos.
18. Su madre y su suegra saben más que el pediatra. Y al niño siempre le hacen falta vitaminas.
19. Cuando vea que el médico está a punto de despedirle, diga las palabritas mágicas: ? y de paso, ya que estoy aquí??
20. Cuando el médico le paute un tratamiento, pregunte : ¿y esto no será malo??
21. Ponga siempre mala cara cuando le receten un genérico. Todo el mundo sabe que son peores que los de marca.
22. Si le pautan el medicamento de marca, más caro, ponga también mala cara. Claro, como el que paga es el contribuyente?
23. Cuando salga de la consulta, tras haber ocupado el tiempo de ocho personas, y del café del médico, y llevando en la mano trece hojas de remisión al especialista, diga en voz muy alta:
Nada, lo de siempre, se pasan la pelota de unos a otros
Hombreeeeee, si por lo menos te visitaran a la hora... Yo no se pa que las dan, si luego te hacen pasar 2 horas tarde? Que sorteen las visitas, así le darán algo de emoción. Y el médico? Ya debe llevar 2 cafés y un bocata choped. Además, si con todas las séries de médicos que dan por la tele uno ya sabe más que el própio doctor. Bueno, siempre os podéis vengar con el típico: Slack! (sonido de guante de látex) a ver, relaje las nalgas! Wahahahahahaha!!!
ResponderEliminarY una vez relajado....Pluf!!!! :-))
ResponderEliminarWahaha! conocí un experto proctólogo que te realizaba el tacto rectal apoyándo sus manos en los dos hombros del paciente!
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