No pude realizar el último entreno de Iaido, pues el avión salía hacia Bilbao el viernes por la mañana. Me esperaba mi familia que se había reunido en casa de mi hermano para pasar el fin de Año. Corrió el cava y también el champagne (versión francesa de nuestro vino espumoso). Comilonas varias y múltiples y el pantalón que empieza a apretar. Ayer tocaba la vuelta a casa y a los entrenamientos, pero la pertinaz Averia (linea aérea bandera de este país) nos regaló un retraso que nos hizo llegar hoy. Así que también falté al primer entreno del año de Kendo. Como castigo y penitencia por tanto pecado de omisión hoy realizaré 300 suburis ;) que estamos a las puertas de la Kurassawa. Por cierto, y por hablar del curso-trofeo que organiza nuestro club, he encontrado surfeando por la red esta foto del maestro (con keikogi blanco).
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