Vaya manera de empezar el año ( o de acabarlo!)

Llegamos ayer por la noche tras pasar el fin de Año en Bilbao. El primer regalo fue el ya comentado retraso del avión. Con suerte tal como comento llegamos ayer, porque fue de un pelo no llegar ya hoy. Voy al garaje a buscar la bici para dar un paseo e intentar recuperar algo de forma (pues estoy de-formado de tanta comilona) y me encuentro con que del velocípedo a pedal solo me queda la rueda delantera. Con cara de bobo me dirijo al vigilante (Nótese, estacionamiento vigilado desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche) con la rueda en una mano y el candado cortado a cizalla en la otra. "Pase luego que estará el jefe". Paso luego y me dice ¡Ahora lo entiendo! Ayer vino otro cliente quejándose que le habían robado la rueda delantera. Toma ya! Un chorizo eficiente! un dos por uno! El cleptómano hasta habrá salido pedaleando del garaje ante las narices del vigilante o bien entró de noche aprovechando el paso de algún vehículo (más probable). Así que esta mañana me ha tocado ir a la comisaría para realizar la pertinente denuncia (más que nada para que conste, por que de bien poco va a servir).

Y esta tarde, de vuelta a los entrenamientos. Un inicio libre donde hemos aprovechado Juan y yo para repasar las katas y luego base, mucha base a base (valga la redundancia) de men hasta decir basta para acabar con un gi-geiko libre. No diré que se han notado los turrones, pues he comido poco turrón, pero si la inactividad y las comilonas hiperlipídicas e hiperglucémicas que me he ido zampando estos días.De momento y hasta nuevo aviso me he declarado objetor de báscula. Confiemos en seguir entrenando bien para la Kurasawa. A principio de año todo son buenos propósitos.