Os transcribo el discurso de Pere Suñé para estas Navidades emitido en Radiactius una emisora de radio popular del Poble Sec de Barcelona (
https://radioactius.org)
Quienes somos nosotros para celebrar la bondad, como si pereciera a la humanidad, mientras el Mediterráneo de las zodíacs y de los hombres y mujeres naufragados, el de los bebés ahogados nos entra por la ventana, por la boca llamativa y luminosa de la tele, cada día a la hora de comer.
Qué broma perversa es la misma con la que normalizan la crueldad, el hambre, perpetuamos la injusticia, vía medios de comunicación y redes sociales, un poco más cada día hasta que ya no nos haga ni vergüenza, ni mal.
Que caray celebramos con gran despliegue de bombillas y villancicos, serpentinas y zambombas, mensajes de paz anglosajona, importante clichés sudados que no se cree nadie.
Fiesta Mayor de las tiendas, los grandes centros comerciales: vamos allí ahora, que es Navidad y todo es más caro que hace unas semanas, sin embargo, es igual, es Navidad.
La entrañable fiesta de la paz universal, la fiesta de los milagros pequeños, de las pelis lacrimógenas, los mensajes de amor blanco y casto, de la gente de orden que prefieren mirar hacia otro lado y no ver la fractura social, los malos tratos, el descarnado descarado de la política, el hambre a lado de casa o el miedo a la autoridad: las fiestas de enaltecimiento sin complejos de la doble moral.
La gran excusa son los niños, crédulos e il • lusionats con las luces de colores y los papeles de embalaje llamativos, con el chantaje de los padres que con la promesa de un buen regalo, someten la discrepancia bajo una capa de dulzuras espectaculares, turrones, fruta estrellada, barquillos y champán.
Y el verdadero espíritu de Navidad donde es? El que hablaba de la pobreza extrema de una familia como tantas hay, de un peregrinar por tierras antiguas, desplazados universales, frío de desierto, gana bajo la solana arrastrando las bestias que no quieren caminar, atentos al mensaje del Padre aunque no hable muy claro.
Ahora los romanos también imponen criterios donde quiera gobernar como hombre libre que ha nacido para ser esclavo, imponer la ley aunque sea injusta, negar la realidad opresora con postales de buena cara, conciencia laxa, lavada y restaurada, para estos datos tan señaladas para acabar de pasar el año.
Pero, es la Navidad de las reuniones familiares tan nuestras, en las que con la barriga apretada y enfitada, vacías las botellas de Estríssim Bach y aburridas ya las burbujas del champagne, empezamos con el escocés o el de Malta, haciendo una sobremesa en la que salen con virulencia antiguos reproches, antiguas achaques en la que s'escava un poco
Resentimientos que se agachaban, ofensas nunca perdonadas, intereses mezquinos.
Apaciguadas las aguas, hacer la siesta en el sofá, la barriga a punto de estallar y los niños jugando en la habitación de la abuela, con un cuadro de la Inmaculada y una estatua de San Pancras.
Qué mareo, recargado de canelones y de pollo con ciruelas, pastel de nata y trufa, café irlandés y lionesas de pastelería que tal día hará un año.
Mientras tanto caen bombas en Alepo, en Ucrania mandan los rusos a golpe de misil de la guerra fría, descongelado; La paz no está de moda en Colombia, los campesinos y la guerrilla se han mal acostumbrado; y, al oriente? los sunies contra los chiies, y todos contra el resto del mundo que representa Belén y la estrella que muestra el pesebre no es un cometa sino una bomba de racimo.
En Yemen se hunden escuelas y en Darfour siguen habiendo atrocidades, impunemente, como hace diez años.
La gente está muy cansada y desencoratjada en el primer mundo, harta de todo, de las ideas, de las modas, harta incluso del amor, por eso ganan los locos peligrosos en urnas democráticas para dominar con mano de hierro y aniquilar el terrorista / disidente.
Mientras tanto suenan los villancicos y si vigía bien veremos, cruzando el cielo como centellas, los renos de un Papá Noel de importación, o haremos cagar el tió. (De avellana o de piñón)
Que si creo en la Navidad yo?
Pues, también!
Creo en la mirada risueña de los niños y en su ilusión, creo que hay un montón de buena gente aunque se esfuerza para que todo vaya mejor, creo con el amor, a pesar de no esté de moda, creo en el trabajo bien hecho y con la riqueza mejor repartida y en que todos juntos, con espíritu navideño, o quizás no, si trabajáramos juntos, todo nos podría ir a mejor.
[17:43, 3/1/2017] Pere Suñé:
https://radioactius.org/2017/01/03/208/