Bienaventurados lechones, hoy toca una receta para ir calentando moteres de cara a las Navidades, aunque también es receta para toda ocasión con la que nunca iréis a defraudar ni a propios ni a extraños. Aunque alerta, un 80% de los "modernos" no podrá degustarla ya que ni es apta ni para veganos, ni intolerantes al gluten ni a la lactosa. ¡Ahí queda eso!, una receta con fundamento apta para boomers y poco más para los tiempos que corren (algún millennial habrá también que se atreva)
Material:
150 gramos de jamón de bellota*
100 gr de queso de cabra sin corteza**
200 ml de leche
100 gr de harina
50 gr de mantequilla
2 huevos XL
½ cucharadita de levadura en polvo
Sal y pimienta negra al gusto
Aceite de oliva extra
Hierbas para adornar (perejil fresco picado suele servir)
* (hacedme caso, que la ocasión lo merece, no caigáis en la tentación de usar del país)
** (si a un rulo pequeño le quitáis la corteza ya lo tenéis)
Métodos:
En una cazuela calentamos la leche con la mantequilla a fuego medio (4.5 en la inducción) hasta que se derrita por completo la mantequilla y se amalgame con la leche, en este punto subimos un poco el fuego (en mi caso subí hasta el 6)
Cortamos bien fino el jamón (Al final me decanté por una paletilla de ibérico de bellota que tenía por casa) y lo incorporamos junto con el queso de cabra (para esta ocasión utilicé un rulo de cremoso de cabra que facilita la integración de los componentes, pero puede usarse también los rulos más secos y “desmigar” el queso para incorporarlo a la masa de los buñuelos.
Calentamos el aceite de oliva en una sartén y con la ayuda de un par de cucharas (como en la receta de los bolinhos de bacalhau: http://kendocrinologia.blogspot.com/2024/04/bolinhos-de-bacalhau.html) les damos forma (alternativa: hacer bolas frotando la masa con las dos manos). Estos buñuelos tienen una consistencia mucho más suave que los bolinhos por lo que también pueden darse forma y mucho más fácilmente con una manga pastelera. Una vez dorados y esponjosos los retiramos de la sartén y los dejamos sobre un colador con papel de cocina para recoger el exceso de aceite.
Servimos en una bandeja decorada con algo verde (normalmente perejil, pero a las malas cualquier hierba verde servirá ya que ante la ricura del buñuelo a ningún pajarillo hambriento se le ocurrirá ir a por el vegetal.
Ovoides o redondos son una delicia!
Hala lechones ¡a disfrutar!