La nao había abandonado el puerto de Macao a finales de diciembre del año de Nuestro Señor de 1560. Sorteando ciclones y evitando piratas alcanzó el puerto de Zhaushan el día de la Virgen de la Merced. Fray Henrique de Pedras Rubras, capellán jesuita en viaje a Kagoshima, organizó una misa de acción de gracias sobre la cubierta de la misma embarcación nada más atracar. La última singladura había sido especialmente peligrosa y más de un tripulante pensó que sería la última. Una fuerte tormenta cuando estaban cruzando el estrecho de Formosa azotó la embarcación dos días atrás quebrando varios mástiles y desapareciendo en el mar uno de los vigías. La marinería impaciente, justo tras el “id con Dios”, partió a escape hacia los lugares de ocio del puerto en busca de diversión y mujeres de dudosa virtud. El capitán de la embarcación, Nuno Cabral, pariente lejano de Fernão Álvares Cabral, apoyó la mano en el hombro del religioso mientras contemplaba como la tripulación lanzaba sus gorras al aire y corría callejuelas abajo. Antes de la media noche quiero a todos en el buque, gritó. Raul, el piloto se giró a la voz de su capitán y asintió dando aviso a seguir al resto de sus compañeros.
Fray Henrique, llevamos más de nueve meses de navegación juntos desde que partimos de Lisboa, tal vez ya va siendo hora que nos sinceremos. Hemos sorteado todo el litoral atlántico africano, cruzado el cabo de Buenaesperanza, hemos sorteado los piratas musulmanes de la costa del Indico, presentado las credenciales y mensajes de nuestra muy Católica Majestad Don Sebastián al vierrey de la India, Constantino de Braganza, en Goa. Ésta es nuestra última escala antes de llegar a destino y si bien El-Rey me ha comentado acerca de vuestra misión en Japón vos, en cambio, sois una tumba. No me contaréis nada? Marcando las arrugas en su frente y dando una expresión a su rostro entre severidad y pena continuó con voz constreñida, “En más de una ocasión hemos podido perecer en este viaje”. Mi buen capitán, vos debéis obediencia a El-Rey pero por encima de él está el Papa. ¡Pero si fue el mismo Don Sebastián quien organizó este viaje a petición del propio Papa! Protestó el capitán. El propio Rey me pidió que os guiara hasta Japón y os devolviera a salvo a la corte!
Mi misión, empezó a contestar con voz pausada el jesuita, y no os diré más nada, se relaciona con una extraña dolencia que aqueja al Papa. Decidme entonces, preguntó a seguir Don Nuno Cabral, el por qué del interés que demostrasteis en Mombasa por adquirir esas versiones apócrifas de los evangelios ¿También era por orden del Papa? Casi nos matan por ello, o ya os habéis olvidado de la emboscada que nos tendieron los jinetes negros. Esos jinetes, mi querido amigo, por si no os disteis cuenta eran monjes del Santo Oficio. Dios sabe dónde irán a parar nuestras almas!
Tranquilizaos capitán. No creo que esos religiosos siguieran órdenes del Papa ni de la Santa Sede. Más bien quien debe estar preocupado con su salvación eterna son ellos. Conocí a Pio IV cuando aún era el cardenal Giovanni Angelo Medicci en Milán. Allí me confió unos pergaminos que le trajo su espía Lucca Meschia aparentemente robados en la corte de Felipe II. Eran las páginas iniciales del evangelio de San Andrés. Lo que adquirimos a los contrabandistas de Mombasa es el texto íntegro de los mismos. Esto que os acabo de contar evidentemente no debe salir jamás de vuestros labios y ya he hablado a más.
Decidme Fray Henrique, ¿Qué mal afecta al Santo Padre? ¿Tan extraño es que hemos de cruzar todo el mundo conocido para encontrar remedio?
Sois incorregible Nuno! No os diré nada más. Y ahora disculpadme que tras los últimos días de travesía no me encuentro nada bien.
Fray Henrique, yo ahora iré a tomar un baño y mudar las ropas pues he sido invitado a cenar en casa de Zheng Yuanzhang, un rico comerciante de Zhaushan con relaciones con la familia imperial Ming. Podéis acompañarme si es vuestra voluntad. Conozco a Zheng de mis anteriores viajes y sé que seréis bien recibido. Es un hombre muy culto, gran conversador y con un gran interés por todo lo extranjero.
Tal vez maese Nuno, tal vez. Dejadme descansar y si tras vuestras abluciones estoy de mejor ánimo os acompañaré.
Un cerdo pintor , claro...
Hace 6 años
Muy interesante, seguimos a Kotsuzui muy de cerca, y aunque no posteo por estos lares tanto como quisiese sigo atentamente por aqui.
ResponderEliminarQue los espiritus del bosque (si pusiste árbol de Navidad) o los nigromantes (reyes magos del Belén) te otorguen lo que tu corazón anhela.
Jan
Gracias Jan! Tus comentarios siempre son un muy buen regalo! También te deseo lo mejor para ti, tu familia y el nasciturus! Espiritus élficos, nigromantes y sobre todo tus amigos intentaremos hacer que el camino por la vida sea una experiencia fantástica. Un abrazo navideño (o saturnal)
ResponderEliminar:-)))
ResponderEliminarEste año es el del Conejo. Pero el Cerdo, triunfará, así está escrito en nuestro horóscopo.
Por cierto maestro....me pierdooooo con tanto personaje.:-))
ResponderEliminarPos de momento solo hay dos, el capitan Nuno Cabral y el Fraile... qué será cuando lleguen a Japón!
ResponderEliminarDióssssssssss!!!!!
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