Bosques milenarios formados por árboles gigantes, lianas, arbustos, helechos, etc. son derribados cada día para dar paso a la agricultura, la ganadería o las plantaciones industriales. Cada dos segundos desaparece un área de bosque virgen equivalente a un campo de fútbol. Y con los bosques se van nuestros mejores aliados en la lucha contra el cambio climático.
La ONU ha declarado 2011 el Año Internacional de los Bosques. ¡Con razón! Cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosque en todo el mundo. Ningún continente está a salvo. La expansión agrícola y la industria forestal destruyen y degradan los bosques sin tener en cuenta los derechos de sus habitantes, que han vivido de una manera armónica en sus bosques durante siglos.
La demanda internacional de materias primas, como la soja destinada a la alimentación del ganado, el aceite de palma para cosméticos y alimentación, maderas tropicales o papel son algunos de los impulsores de esta deforestación. Desde hace décadas, estas industrias expanden sus operaciones en el corazón de la Amazonia, la Cuenca del Congo o las Islas de Sumatra y Borneo en Indonesia alterando enormemente estos ecosistemas sensibles que son el hogar de millones de plantas y animales y de muchos pueblos indígenas.
El sector de la energía, por ejemplo, no solo busca petróleo en la Amazonia o en las zonas boreales. También está acelerando la producción de agrocombustibles, generando la destrucción de grandes extensiones forestales para plantar soja transgénica y monocultivos de aceite de palma. Mientras tanto, el hábitat de especies como el orangután y el tigre de Sumatra están siendo sustituidos por enormes plantaciones de palma aceitera.
Progreso sí, pero no a cualquier precio.
Alrededor del 80% de los bosques vírgenes del mundo ya han sido destruidos. Una cifra devastadora si se considera que estos bosques son esenciales para la existencia de la vida sobre la tierra. Los árboles absorben el CO2, capturan el carbono y liberan oxígeno. Regulan el clima, moderando el calor, las heladas, las sequías y las tormentas; limpian el agua y el aire, y evitan la erosión del suelo. El daño causado por la deforestación en todo el mundo hasta la fecha se estima entre 2 y 5 trillones de dólares. Pero los números, no importa lo grande que sean, no pueden cuantificar el valor de los pueblos y comunidades que dependen de los bosques, así como de los animales y plantas que viven en ellos.
Greenpeace en acción en todo el mundo
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