Cuando observen a un funcionario que intenta promocionar la construcción de un museo o de un centro cívico para el barrio, no lo vean como un benefactor magnánimo, sinó como un trabajador como cualquier otro. Más aún: véanlo con espíritu especialmente crítico, porqué el vendedor que intenta endosarnos un coche lucha para defender su puesto de trabajo, y no pretende pasar por el salvador de la humanidad, ni de nada. En cambio el burócrata encargado de presentarnos eso que ahora se denomina «actuaciones sociales»—que por otra parte ya hemos pagado por adelantado con nuestros impuestos - no ha de pelear por su puesto de trabajo, y además gracias a la propaganda corporativa, aún queda com un benefactor que sufre por las cuestiones sociales.
• Xavier Roig, La dictadura de la incompetència (Barcelona: La Campana, 2008)
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Hace 3 años
Si us plau. Deixem a soles una estoneta amb el "Sr Roig". Pot ser li cambiarà el cognom després de la meva entrevista. :((
ResponderEliminarAlerta que el Sr Roig està parlant dels polítics no pas dels curritos. Quan has vist que un funcionari currito es posi a inagurar museus o centres cívics, aquí a qui es posa en solfa és als polítics que es volen fer passar per benefactors quan només son administradors dels nostres diners
ResponderEliminarAh, fale!!!!!
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