Érase una vez en un tiempo lejano que viajaba un viejo buhonero de blanca y bien poblada barba por villas y pueblos convenciendo a los lugareños de sus poderes adivinatorios. En una pequeña villa de la comarca Atroz delante de un grupo de vecinos manifestó su capacidad de adivinar la carta que eligieran del mazo y estos se apostaron una ronda de la mejor cerveza de la bodega del lugar a que no. El anciano bribón tenía la habilidad de colocar la carta que quería para que fuese la elegida y después indicaba a los incautos apostantes que la guardaran cual preciado bien. Cuando ya la tenía guardada, teatralizaba con gestos de mago, diciéndoles a los paisanos que había dos bloques de cartas, uno con los palos de picas y diamantes y en el otro bloque los de tréboles y corazones. Y los vecinos tenían que elegir, como el sabía la carta si elegían el bloque donde estaba la carta decía “como bien indicáis nos quedamos con este bloque” y si elegían el contrario donde no estaba la carta decía “Bueno pues nos quedamos con el bloque que habéis dejado”. Con esta táctica de la “o” iba planteando dilemas entre los palos, entre las cartas, y cuando se establecía el bloque de cinco cartas, haciendo una actuación digna de actor teatral, escribía en un papel la carta que tenían los vecinos. Estos aturdidos al leer el papel y constatar que era su carta le atosigaban para que le dijera su truco, incluso con amenaza de palos sin fin. Tras volver a decir que era magia y viendo que las caras no eran amistosas, dijo que la culpa era de la “o”, cuando tienes que elegir entre una u otra cosa, siempre pierdes porque dejas cosas y no ganas al elegir otras. Y antes de salir corriendo, dijo “la culpa la tiene la O si hubiese elegido la Y. Si eliges la Y (una cosa y otra) no os hubiera pasado esto”. Todavía sigue corriendo a pesar de avanzada edad (lo que hace el andar siempre corriendo…que te mantiene en forma.
Así pues este cuento tiene dos moralejas la de la conjunción-disyunción en la elección y la de las bondades del ejercicio (aunque sean para huir…)
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