Ayer fue otro día de entreno en el que repasamos todas las katas boken, kodachi y kihon. Los lechones presentes cumplimos con singular acierto. Luego tras un poco de base un eigin-geiko y varios gigei-kos, un par con Misako, otro con Ferrán y Perpiñan y el último realmente bueno con Manel. Para acabar con unas series agotadoras de haya suburi y a la ducha. Algo habréis hecho mal me decía al acabar uno de los proyectos de lechón inciorporados al Dojo. Esto suena a castigo insistía. La verdad es que no lo parecía simplemente acabamos 5 minutos antes y para acabar la clase a punto que mejor que un poco de humor japonés ;)
En otro orden de cosas normalmente el kendo me sirve para abstraerme de la realidad cotidiana y entrar en una especie de mundo onírico que cuando se relaciona con otras facetas de mi vida lo hace como un flujo del kendo hacía el resto. Pero esta semana ando algo liado con alguna situación laboral que no me acaba de dejar centrar. A ver si consigo abstrarme y dejar la mente libre en el próximo entreno.
Un cerdo pintor , claro...
Hace 6 años
Veo que todos sufrimos del mismo mal cotidiano, ánimo company. Nos vemos el martes aunque ya veremos si podré entrenar ya que tengo un fuerte golpe en el hombro producto de una paupérrima caída en hapkido. Pero a la cena sí que venimos.
ResponderEliminarZenquiu!
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