Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.
Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que se haga así
para salvar una vida..
Si ya no puedo respirar,
que otro respire por mí.
Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.
Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.
La pinga la donaré
y que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.
Pero pido que después
se la pongan en un jinete,
de esos que les gusta brete.
Eso sería una gran cosa
yo descansando en fosa
y mi pinga dando fuete.
Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
mama lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía
El culo no lo donaré
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano chulo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por el culo.
CAMILO JOSÉ CELA (ESCRITOR ESPAÑOL)
Premio Nobel de Literatura del año 1989
Un cerdo pintor , claro...
Hace 6 años
revisando tu blog me encontre con esto..me pico la curiosidad...lo lamento pero siempre considere al autor de este escrito un capullo en vida y me doy cuenta que una vez muerto, no he cambiado.
ResponderEliminarLos titulos que este hombre acuño (como bien colocas) no son nada, el tiempo es el gran maestro y a aquel desconocido que con una sola obra ha pasado el limite del cielo y la memoria a ese rindo culto, solo a ese.
Cierto Jan, bien cierto
ResponderEliminarSolo un kapullo? :(
ResponderEliminarNo me gustó
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