Martes: Faltan 10 minutos para las siete de la tarde, saco la maleta del Bogu y coloco en el fondo el Taré, en un extremo el Men con los Kotes en su interior, en el otro el Do. Busco el keikogi y bien doblado lo deposito en el interior del Do. Pliego la Hakama y con esmero la situo por encima. El Obi y el Tenugui en las alas del Men. Solo falta la toalla y el jabón. Cierro la maleta. Cojo la bolsa de los Shinais. Son las siete. Salgo de casa camino del Dojo. Me encuentro con los amigos de cursos pasados, alguna ausencia y alguna cara nueva. Son las siete treinta. Empezamos suave. Calentamiento. Algún ejercicio con Bokto. Repasamos Sanbonme. Aceleramos el ritmo. Okuriashi largo, okuriashi rápido. Base. Base intensa. Men, Kote, Kirikaeshi,...y última media hora de gi-geiko. Cansado pero con el regustillo interior de haber vuelto a las andadas. Ducha y para casa.
Miércoles: Faltan 10 minutos para las siete de la mañana. Suena el despertador, toca levantarse, asearse, afeitarse, vestirse y salir para el trabajo. Las piernas molidas, los gemelos gritando piedad y los hombros discretamente tensos. Falta de entreno y... mañana volvemos! :)
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