lunes, 10 de febrero de 2014

La ladrona de peces

Era un verano caluroso, un verano típicamente mediterráneo cuando decidimos pasar las vacaciones en una casa de pueblo cerca de la gran ciudad. El jardín era espacioso y en el centro del mismo entre una magnolia hercúlea y un árbol de Júpiter un pequeño estanque con peces regalaba frescor y tranquilidad.
Entre las piedras nadaban carpas y kois que engordaban y crecían día a día. El verano pasaba y lo inicialmente se planteó como unas vacaciones acabó convirtiéndose en una estancia permanente.  Cada día pequeñas cosas en el jardín y en el interior del hogar nos entretenían y ligaban más a la casa y al pueblo. Y mientras en el estanque los peces crecían. El calor del verano tocaba a su fin y el otoño llamaba a las puertas. Del árbol de Júpiter fueron cayendo las flores y las hojas y en el estanque los peces nadaban.

El césped amarilleaba y en estanque los peces faltaban  ¿Qué habrá pasado? la gente se preguntaba. (licencia poética en este cuento-historia cierto). Buscando culpables y descartando sospechosos repoblamos el estanque con nuevos peces ¿Habrá sido un gato? improbable pues es profundo y aunque con frecuencia se aproximan a beber no alcanzan a los peces en el fondo ¿Habrán sido niños a jugar?  Difícil de aceptar ¿Tal vez un adulto que conoce de los Koi el valor? Y quién se atrevería en una casa ajena entrar para solo unos peces llevar?

Y el otoño pasó y el invierno llegó, los nuevos inquilinos del estanque habían vuelto a crecer y una vez más cuando estaban suficientemente grandes y lustrosos volvieron a empezar a desaparecer. Misterio y razonable cabreo. Hasta que ayer descubrimos al culpable con los pies en la masa (digo en el agua) y esta mañana lo hemos vuelto a "cazar" sobre una atalaya arbórea vigilando el estanque. Una garza real que está tan cómoda en el Masnou que no tiene prisa por ir a África a pasar el invierno. Cosas de vivir fuera de la ciudad.

1 comentario:

  1. No me extraña. En vuestra casa se goza de paz, buena mesa y excelente compañia. Yo, si fuera garza, tampoco me movería y disfrutaria todo el invierno de tan excelente mesa...digo estanque :)

    Encaixades,

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