lunes, 4 de marzo de 2019

Cuento con moraleja

Escrito estaba en algún libro de cuentos o tal vez elido en internet que allá en los años 60 del siglo XX tres monaguillos ayudaban a misa al señor cura de una parroquia de montaña allá por los pirineos. Un día, el cura a pesar de su evidente presbicia observó la disminución alarmante del nivel del vino dulce y acuso a los monaguillos. Estos, a pesar de haber sido los dos mayores, negaron y dijeron que había sido alguien que habría entrado a hurtadillas en la sacristía. El cura antes de salir de la sacristía dijo a los monaguillos “Como el diablo sabe más por viejo que por diablo os mando quedaros a la pata coja y aquel que ponga el pie en el suelo será el culpable” De los tres monaguillos, el más pequeño dejo de estar a la pata coja nada más salir el cura y los otros dos, se reían ufanamente de este porque seguro que le iban a descubrir a pesar de no haber sido él. Cuando volvió el cura, el más joven volvió a estar a la pata coja, y frente a la acusación de los otros dos, dijo “Señor cura, estos dos quieren cargarme a mí el mochuelo, y dicen que yo he dejado de estar a la pata coja, pero espere a ver quién deja de estar antes”. Tras variominutos, los dos monaguillos mayores no podían aguantar y dejaron tan incomoda postura y, el más joven que había descansado en la ausencia del cura siguió a la pata coja. Frente las acusaciones de sus compañeros, el joven solo le dijo al cura “señor cura, mis compañeros como usted dicen son más diablos por ser mayores que por ser diablos y por eso me acusan a mí”. El cura tomo represalia de los dos monaguillos mayores y el más joven solo pudo decirles “el que no corre, vuela”.
O donde la experiencia deja de ser un grado y es mejor ser espabilado


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