Mi Bokken me lo robaron, dónde estará mi Bokken,...

Ayer fue un día con múltiples anécdotas para colgar en el post, pero como andaba muy justo de tiempo no pude hacerlo. En 30 minutos embarco para México DF vía Frankfurt y ayer al regresar del Dojo aún no tenía ni las maletas hechas. Aprovecho mientras espero en el aeropuerto pasando esas horas muertas de todos los viajes con escalas para escribir el post que ayer quedó pendiente.
Ayer empece la clase con el pie izquierdo y eso que es el pie de impulso en el kendo ;) Ya en el calentamiento me llama mi hermano. Normalmente no llevo el móvil pero ayer me descuidé y lo dejé en la funda del shinai. Tiene la música de Paquito el chocolatero, Podéis imaginaros el revuelo. El Sensei todo serio indicando estiramientos al inicio de la clase y de fondo tatatata tatatarari....Lleno de verguenza me dirijo a la funda y desde el exterior silencio el móvil. Pero mi hermano es insistente y al cabo de 2 minutos de nuevo tatatata tatatarari... He de salir de clase rojo de verguenza (tono tomateril) y atiendo la llamanda. Es para desearme un buen viaje. Es que tengo un hermano q vale su peso en oro.
Luego repasamos las katas (con bokken obviously)y seguimos con base y gi-geiko. Practiqué con Kenzo (está terriblemente activo, serña un campeón en el futuro. Seguro!) y con Misako. Con Manel apenas pude cruzar unos Men. No estuve bien y tras corregirme los primeros golpes dió por finalizado mi tiempo. Al acabar recojo mis cosas y vei que el bokken que queda en el suelo del Dojo es el de Kenzo en lugar del mio. Así que pienso q seguro q se ha confundido y ha tomado el mio en su lugar. En el vestuario le pregunto y resulta que no, él no tiene el mio tiene el de otro compañero. Lio al canto. Acabados de duchar y cambiar nadie parece tener mi Bokken. In colleges we trust! confio en encontrarlo el próximo día y que no me ocurra como al maestro Kendolechón que le dieron el cambiazo a primeras de cambio y se tuvo de quedar con un bokken viejo y de mala calidad.
A la salida Misako tenia preparada una sorpresa, una tablilla con mi nombre en caracteres japoneses. Me hizo muchísima ilusión, solo que me hubiera gustado poder expresarlo de manera que entendiera la profundidad del sentimiento. Es lo que tienen los saltos culturales. Cuando regrese de México colgaré la foto. Hoy por motivos obvios no puedo. Adiós amigos que me llaman para el embarque...