En un castillo perdido entre bosques y jardines... creció una rosa roja, la más hermosa y bella. Consiente de su atractivo pensaba ¡Qué maravilla ser la rosa más bella de todos los jardines! Sin embargo, pronto percibió que la gente la veía de lejos.
Un día se dio cuenta de que a su lado siempre había un sapo grande y oscuro con toda la piel verrugosa y que era por eso que nadie se aproximaba para verla de cerca. Indignada le ordenó al sapo que se fuera de su vera de inmediato; el sapo muy obediente y cortés contestó: - De acuerdo, si tal es tu deseo-.
Poco tiempo después el sapo pasó cerca de donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos por lo que se aproximó a su pie y con delicadeza le preguntó entonces: - ¿Cómo es que en este estado te has quedado?. ¿Qué te ha ocurrido?-
La rosa afligida respondió: - Desde que te fuiste los insectos me han devorado día a día, y nunca logré retener mi esplendor-.
A lo que el sapo sólo contestó: - Obvio! cuando yo estaba aquí me alimentaba de esos insectos y por eso siempre eras la más hermosa del jardín-
La rosa afligida respondió: - Desde que te fuiste los insectos me han devorado día a día, y nunca logré retener mi esplendor-.
A lo que el sapo sólo contestó: - Obvio! cuando yo estaba aquí me alimentaba de esos insectos y por eso siempre eras la más hermosa del jardín-
Moraleja: Pon un sapo en tu vida a espantar moscones! Que no te ciegue la vanidad!
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