domingo, 22 de diciembre de 2024

Lemon Bars With Olive Oil and Sea Salt

Lechones, he conservado el título en inglés para que parezca algo sofisticado, pero no os espantéis que esta es otra de las recetas fáciles de la cocina del Kendolechon.  La Navidad se aproxima y en estas fechas las agendas se llenan de compromisos gastronómicos bien en restaurantes o en nuestra casa. Para relajarse un poco y sorprender a nuestros invitados os propongo una modificación de las barritas de limón que solemos encontrar en los “petit fours”o canapés dulces. Las barritas de limón tradicionales equilibran la dulzura picante de la cuajada de limón bien con una base de bizcocho o bien con una rica corteza de galletas de mantequilla. Os propongo una modificación a la receta original que añade notas extra de sabor a la mezcla: el irresistible aroma de un buen aceite de oliva y un toque de sal marina espolvoreado por encima. Estas pequeñas adiciones proporcionan un toque de carácter suave y sabroso a este dulce, haciéndolo un poco más sofisticado que las barritas de limón que podéis comprar en cualquier pastelería, pero igual si no más convincente. Os recomiendo un aceite de oliva con personalidad, de lo contrario no descubriréis el punto diferencial. Algo con sabor a hierbas y fresco con notas picantes funciona mejor (usé un aceite de oliva virgen que tenía en suspensión una rama de romero y si bien me gusta el picante no me atreví con un aceite con guindillas que también tengo por casa).  Por otra parte, si queréis ofrecer “petit fours” mejor un molde rectangular para cortar las porciones, pero en esta ocasión presenté el postre como una tarta de cuajada de limón. Hala, lechones a practicar y degustar-

MATERIAL

Para la base

155 gramos de harina para todo uso

50 gramos de azúcar granulada

25 gramos de azúcar glass

1 cucharadita de ralladura de limón finamente rallada

¼cucharadita de sal marina fina

145 gramos de mantequilla fría sin sal, cortada en cubos

Para la cuajada

4 a 6 limones

300 gramos de azúcar

2 huevos grandes más 3 yemas

5 gramos de maicena

Una pizca de sal marina fina

57-60 gramos de mantequilla

60 mililitros de aceite de oliva virgen extra frutado

Azúcar glas y sal marina en escamas, para espolvorear

MÉTODOS

1. Calentamos el horno a 165 grados y forramos un molde para hornear de unos 30 cm de diámetro con suficiente pergamino para colgar sobre dos de los lados (que se usará como manijas más adelante para retirar la tarta del molde). Alternativa molde rectangular de unos 30-35 por 20 cm si en lugar de tarta vamos a ofrecer barritas.

2. Para hacer la base de galleta de mantequilla, mezclamos la harina, el azúcar granulado, el azúcar glas, la ralladura de limón y la sal en un bol de cocina grande. Agregamos la mantequilla previamente cortada a dados y con la mano vamos amasando y mezclando todos los ingredientes hasta conseguir una masa firme. Presionamos la masa en la base del molde preparado y horneamos hasta que la galleta esté dorada pálida por todas partes, esto a la temperatura indicada suele llevar entre  30 - 35 minutos.

3. Mientras se hornea la galleta de mantequilla, aprovechamos para preparar la cuajada de limón: rallamos la corteza de un limón hasta conseguir ½ cucharada de ralladura y reservamos. Exprimos los limones para obtener ¾ de taza de jugo.

4. En un cazo pequeño, mezclamos el zumo de los limones, el azúcar, los huevos y las yemas, la maicena y la sal marina fina y lo ponemos a fuego medio hasta que hierva y espese, esto nos llevará de 2 a 5 minutos. Importante: asegurarnos de que la mezcla hierva durante aproximadamente 30 segundos y se debe comprobar que la mezcla se espesa antes de retirar el cazo del fuego. Este punto es crítico, pues una vez que hierva, no debe cocinarse más de 1 minuto o se corre el riesgo de que la cuajada vuelva a adelgazarse. A seguir retiramos del fuego y colamos la cuajada en un bol al cual incorporaremos la mantequilla, el aceite de oliva y la ralladura de limón.

5. Cuando la galleta esta lista, la sacamos del horno y sobre la misma vamos a verter con precaución la cuajada de limón que será la base de nuestra tarta (o de los “petit fours”). Volvemos a llevar el molde al horno y horneamos hasta que la cobertura esté firme  (de 10 a 15 minutos más) En este punto recordará una crema antes de “brulearla”. 

Dejamos enfriar a temperatura ambiente y una vez a temperatura ambiente lo llevamos al frigorífico hasta que esté bien frío antes de cortarlo en barras o servirlo como tarta (si cortamos antes se nos desparramará la cuajada por los lados del corte. Espolvoreamos con azúcar glass y sal marina en escamas justo antes de servir.


 


viernes, 6 de diciembre de 2024

12 katas iaido Setei iai détaillées

Tortilla de setas (aprovechando sobras)




 Ayer cociné un potaje de garbanzos y trompetas de la muerte, pero sobraron unas pocas de estas deliciosas setas y hubiera sido una pena enorme no aprovecharlas (Para más información sobre este delicioso hongo revisa la entrada anterior).

Así que de nuevo en el mercado adquirí unos pocos camagrocs o remozuelos o angulas de monte (Cantharelus lutescens) y rossinyols o rebozuelos ( Cantharellus cibarius) y aprovechando unos espárragos verdes y ajos tiernos que tenía por casa elaboré una tortilla que para una cena ligera y agradable no está nada mal!

Materiales:

Restos de Trompetas

Unos pocos camagrocs

Unos pocos rossinyols

Puntas de espárragos verdes

Rodajitas de ajos tiernos

2 huevos


Métodos:

Aunque todos sabemos hacer tortillas hay que seguir un orden

1. Freir ligeramente las trompetas y reservar en un extremo de la sartén para que sigan dejando jugos pero no se quemen. Como las trompetas aromatizaran el aceite, es mejor pasarlas por la sarten en primer lugar.


2. Seguimos con el resto de las setas a las cuales hemos cortado los pies (los rossinyols huelen endiabladamente bien también). Cuando empiezan a dorar las reservamos. Cortar los pies facilita por una parte un tueste homogeneo de la corola y por otra nos simplifica el voltear la tortilla una vez añadido el huevo.

3. Echamos a la sarten el ajo tierno, los espárragos y los pies de los  camagrocs y rossinyols y mezclamos con las trompetas

4. Ya solo queda añadir el huevo y los sombreros de los camagrocs y rossinyols, voltear y listo!


5. Bon profit!



Potaje garbanzos y trompetas de la muerte


Hoy llueve, tal vez no, pero hace fresco y el día está tristón y ¡caramba! apetece cocinar y comer un plato bien calentito. Así que esta mañana en el mercado cuando he visto que vendían trompetas frescas me ha venido a la mente hacer un potaje con garbanzos y estas siempre agradecidas setas.

Las trompetas son hongos oscuros, entre el azul-gris y el negro, visualmente puede ser poco atractiva para algunos, pero son setas muy aromáticas y de sabor muy profundo que puedes degustar de muchas maneras (con las que me sobraron de este guiso preparé una tortilla de muerte (y valga la redundancia).  Por su intensidad aromática también se la conoce como la trufa de los pobres o cuerno de la abundancia y si sois de ciencias es la Craterellus cornucopioides. 


Entre los nutrientes que aportan, destacan el cobre y el zinc, junto a las vitaminas del grupo B, las proteínas y los antioxidantes que refuerzan el sistema inmune y aporta además aminoácidos esenciales. Si sumamos los garbanzos (Cicer arietinum) que aportan fibra, proteínas, almidón, ácido oleico y linoleico (insaturados y carentes de colesterol), fósforo, magnesio, potasio y sodio tenemos un plato que rebosa salud por los cuatro costados.

 

Material

1.         600 gr. garbanzos cocidos (1 bote grande-mediano)

2.         150 gr. trompetas de la muerte frescas

3.         150 gr. calabaza

4.         1/2 cebolla

5.         trocitos de chistorra (o salchicha o carne)

6.         1 cucharadita carne de pimiento choricero

7.         1 cucharadita pimentón dulce de La Vera

8.         Ras el Hanout

9.         Sal

10.       Aceite para freír

11.       Caldo de escudella (cocido)



Métodos

1.     Poner un buen chorretón de aceite en una sartén alta o en una cazuela y freír las trompetas unos 2-3 minutos.  Retirar y reservar (sugerencia: depositarlas en papel absorbente)

2. En la misma sartén con el aceite que hemos usado para las setas (habrá quedado aromatizado por las misma) sofreír la calabaza cortada a dados pequeños, un par de minutos.

3. Añadir la cebolla cortada en brunoise, y sofreír a fuego lento un minuto.

4. Añadir la chistorra (o la vianda al gusto), la carne de pimiento e integrar, y añadir el pimentón y el Ras el Hanout. Mezclar todo bien, y cocinar un minuto a fuego lento sin dejar de mover.


5. Añadir las trompetas y saltear todo junto con una cucharadita de sal y pimienta al gusto.

6. Añadir los garbanzos enjuagados y escurridos y cubrir con el caldo de cocido.

    

7. Dejar a fuego fuerte 20 minutos, y rectificar de sal.

8. Calentar hasta que empiece a hervir, retirar y servir.



9  Bon profit !!!

   

El resultado final, creedme es una fabulosa combinación de productos y sabores, altamente recomendable y destinada a triunfar doquiera que la preparéis. YSi os atrevéis con este cuerno de la abundancia veréis como cada vez utilizaréis más esta seta en vuestra cocina. El sabor, textura, aroma,… una brutal maravilla.

 

 

Nota: Importante: si se trata de setas frescas como era el caso es necesario limpiarlas bien ya que suelen encontrarse restos de tierra y hojarasca.

Nota 2: Estas setas se encuentran frescas fácil en los mercados durante otoño e invierno y no son para nada caras (de momento). Para otros platos menos consistentes en los que quieras usarlas en otra estación del año en cualquier super se encuentran deshidratadas durante todo el año.

 

domingo, 24 de noviembre de 2024

Buñuelos de jamón y queso de cabra

Bienaventurados lechones, hoy toca una receta para ir calentando motores de cara a las Navidades, aunque también es receta para toda ocasión con la que nunca iréis a defraudar ni a propios ni a extraños. Aunque alerta, un 80% de los "modernos" no podrá degustarla ya que ni es apta ni para veganos, ni intolerantes al gluten ni a la lactosa. ¡Ahí queda eso!, una receta con fundamento apta para boomers y poco más para los tiempos que corren (algún millennial habrá también que se atreva)

Material:

150 gramos de jamón de bellota* 

100 gr de queso de cabra sin corteza**

200 ml de leche

100 gr de harina

50 gr de mantequilla

2 huevos XL

½ cucharadita de levadura en polvo

Sal y pimienta negra al gusto

Aceite de oliva extra

Hierbas para adornar (perejil fresco picado suele servir)

* (hacedme caso, que la ocasión lo merece, no caigáis en la tentación de usar del país)

** (si a un rulo pequeño le quitáis la corteza ya lo tenéis)

Métodos:

En una cazuela calentamos la leche con la mantequilla a fuego medio (4.5 en la inducción)
hasta que se derrita por completo la mantequilla y se amalgame con la leche, en este punto subimos un poco el fuego (en mi caso subí hasta el 6)

Cuando empieza a hervir, echamos la harina de golpe y removemos con energía, como si no hubiera un mañana, hasta que la masa no quede por las paredes de la cazuela y forme una bola en el fondo de esta. Llegados a este punto, retiramos la cazuela del fuego y dejamos reposar.

                           
Cuando la masa está tibia, añadimos los huevos de uno en uno mezclando bien después de cada adición hasta que la masa este suave y homogénea tras la inclusión de cada huevo. En este punto incorporamos la levadura en polvo y volvemos a remover para lograr una perfecta integración de los componentes recién añadidos.


  




Si os gusta embadúrnaros poneos guantes y amasar a mano es una excelente opción.
Cortamos bien fino el jamón (Al final me decanté por una paletilla de ibérico de bellota que tenía por casa) y lo incorporamos junto con el queso de cabra (para esta ocasión utilicé un rulo de cremoso de cabra que facilita la integración de los componentes, pero puede usarse también los rulos más secos y “desmigar” el queso para incorporarlo a la masa de los buñuelos. 

  



Calentamos el aceite de oliva en una sartén y con la ayuda de un par de cucharas (como en la receta de los bolinhos de bacalhau: http://kendocrinologia.blogspot.com/2024/04/bolinhos-de-bacalhau.html) les damos forma. Estos buñuelos tienen una consistencia mucho más suave que los bolinhos por lo que también pueden darse forma y mucho más fácilmente con una manga pastelera. 


Una vez dorados y esponjosos los retiramos de la sartén y los dejamos sobre un colador con papel de cocina para recoger el exceso de aceite. 



Servimos en una bandeja decorada con algo verde (normalmente perejil, pero a las malas cualquier hierba verde servirá ya que ante la ricura del buñuelo a ningún pajarillo hambriento se le ocurrirá ir a por el vegetal.



Hala lechones ¡a disfrutar!