Bienaventurados lechones, hoy toca una receta para ir calentando motores de cara a las Navidades, aunque también es receta para toda ocasión con la que nunca iréis a defraudar ni a propios ni a extraños. Aunque alerta, un 80% de los "modernos" no podrá degustarla ya que ni es apta ni para veganos, ni intolerantes al gluten ni a la lactosa. ¡Ahí queda eso!, una receta con fundamento apta para boomers y poco más para los tiempos que corren (algún millennial habrá también que se atreva)
Material:
100 gr de queso de cabra sin corteza**
200 ml de leche
100 gr de harina
50 gr de mantequilla
2 huevos XL
½ cucharadita de levadura en polvo
Sal y pimienta negra al gusto
Aceite de oliva extra
Hierbas para adornar (perejil fresco picado suele servir)
* (hacedme caso, que la ocasión lo merece, no caigáis en la tentación de usar del país)
** (si a un rulo pequeño le quitáis la corteza ya lo tenéis)
Métodos:
En una cazuela calentamos la leche con la mantequilla a fuego medio (4.5 en la inducción)
hasta que se derrita por completo la mantequilla y se amalgame con la leche, en este punto subimos un poco el fuego (en mi caso subí hasta el 6)
Cuando empieza a hervir, echamos la harina de golpe y removemos con energía, como si no hubiera un mañana, hasta que la masa no quede por las paredes de la cazuela y forme una bola en el fondo de esta. Llegados a este punto, retiramos la cazuela del fuego y dejamos reposar.
Servimos en una bandeja decorada con algo verde (normalmente perejil, pero a las malas cualquier hierba verde servirá ya que ante la ricura del buñuelo a ningún pajarillo hambriento se le ocurrirá ir a por el vegetal.