viernes, 25 de octubre de 2013

La locura del lechón viajero

Ayer estuve por primera vez en Viena. Una reunión de trabajo para una sociedad en la cual estoy involucrado. Todo voluntariado puro y duro.  No creo que en otras profesiones esto sea tan la norma como en la mía. El caso es que aterricé en Viena por la noche, del aeropuerto al hotel.  Directo a la cama sin cenar (llegué tarde por cosas de los retrasos y por que los vuelos directos salían antes de que yo pudiera tomarlos). Y por la mañana a las ocho empezamos una reunión de trabajo que se prolongó hasta las 4:30 de la tarde. Comida de pie en bufet. Transfer al aeropuerto y nuevo recorrido de vuelta a casa vía Munich. Total que aterricé en Barcelona a las 23:40, pasare por casa en Barcelona a recoger ropa y en casa en Masnou a las 1:00 . Preparar de nuevo la maleta,  cenar algo y a la cama a las 2:30.  Ding dong, ding dong... Suena el despertador. 6:30. Corriendo a buscar el tren y hacia el trabajo con el equipaje. Dos intervenciones y corriendo a visitar a mi madre.  Dos besos y corriendo al aeropuerto del Prat. Ahora estoy en Barajas esperando vuelo para México DF. Y a todo esto una semana con solo un día de Kendo y sin Iaido (Me va a dar algo!!!)

Os incluyo unas fotos de lo único que vi de Viena ( el Sky line nocturno y la salida del sol desde mi habitación.





3 comentarios:

  1. La vida se mueve a la velocidad que tu dictas...nada te obliga a nada, lo importante es ser consciente de que eres libre para ...elegir.

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  2. Ciertamente tus palabras encierran una gran verdad que la vida se mueve a la velocidad que uno dicta, pero ni siempre se puede elegir...

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  3. Siempre se puede elegir , aunque tambíen es cierto que decisiones implican decisiones, me temo que todo es la rueda del Samsara

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