Primer consejo y para libro de cabecera: Compra marisco fresco y de calidad para conseguir un plato de diez. En el tartar no podemos disfrazar la calidad con salsas sabrosas, la calidad del producto es la clave.
¿Buscas un plato fresco, ligero y muy sabroso para sorprender a tus comensales? ¡Pues manos a la obra! Que este plato se prepara en un santiamén. Su elaboración es muy simple, pero eso sí, hazte con un marisco fresco y de calidad si quieres lograr el mejor resultado. La única complicación de este plato es pelar los crustáceos, pero con un poco de maña tampoco te llevará mucho tiempo. En esta ocasión utilicé gambas rojas de Blanes (pero con langostinos de La Rápita seguro que también estará de rechupete)
Material
Gambas frescas
Aceite de sésamo
Aceite de oliva virgen extra
Avellanas y pistachos (u otro fruto seco)
Menta
Limón
Pimienta
Curry
Sal
Métodos
1. Quita las cabezas a las gambas y resérvalas. Para pelar las gambas la manera sencilla es meter el dedo en la primera capa de caparazón, y se va siguiendo capa a capa, segunda, tercera y las siguientes hasta llegar a las aletas finales. Para acabar presionamos ligeramente la parte final cola y extraemos todo el cuerpo. Sale fácil, palabrita del niño Jesús.
2. Una vez tengamos las gambas limpias, practicamos un corte por la parte del lomo de arriba a abajo y les retiramos el intestino (gambas, langostinos, y en general todos los crustáceos del orden caridea, tienen las tripas en el dorso). Luego los cortamos por la mitad si son grandes y los fragmentamos en pedazos no demasiado grandes. Si las gambas son medianas-pequeñas podemos hacer directamente los cortes transversales (como fue este caso).
3. Reservamos todas las gambas ya troceadas en un bol y añadimos todos los jugos y sustancias que podemos extraer presionando las cabezas. Incorporamos pimienta negra al gusto, un poco de curry (alerta, un poco es mucho, si os pasáis de curry eliminaréis en gran medida el gusto de la gamba así que eso, un poco poco, solo un par de pizcas), la ralladura de limón y mezclamos bien todos los ingredientes. Reservamos la mezcla dejándola reposar en el frigorífico.
4. Mientras descansan en paz las gambas, en un tarro preparamos una “vinagreta” para la cual añadimos un chorrito de aceite de sésamo (a ojo unos 50 ml más o menos), una cantidad generosa de aceite de oliva (nuevamente a ojo unos 150 ml), una pizca de sal, el zumo de medio limón, agitamos el combinado (que no revuelto que diría James Bond) y lo mezclamos con las gambas (Ojo que se echa una cantidad muy pequeña sobre las mismas. No queremos una sopa agria de gambas, sino que les den un toque emulsionante a las mismas. Que queden humidificadas. Reservamos.
6. 6. Pelamos y cortamos el aguacate en fragmentos pequeños y con la ayuda de un aro empezamos a emplatar partiendo de los mismos.
7. A seguir incorporamos las gambas y la picada de frutos secos.
Tips & Tricks
1. Si tenemos alguna gamba perdida que no hayamos cortado la podemos utilizar de decoración pero no os lo aconsejo ya que no se habrá empapado con el aliño. Si lo habéis preparado con langostinos frescos podéis poner uno cocido de top
2. Podéis añadir alguna hoja de menta fresca al top del plato dará fragancia al mismo
3. Si os van las combinaciones de sabores podéis añadir una capa más al tartar. Un poco de fruta jugosa como el mango combina también muy bien con el marisco. En este caso os recomiendo que la primera capa sea la del mango, luego el aguacate y seguimos…
A disfrutar!
